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Si sueña con una película americana sobre el mal, sin gente que grita cuando la torturan, ni una teenager de tetas grandes con remordimientos judeocristianos antes de ser cercenada, sin un sicópata que le cuesta expresar sus sentimientos y que cuenta con todo el tiempo del mundo para elaborar sofisticados mecanismos de aniquilación en la sala comedor de una familia que no se lo espera, o un héroe accidental que se parece a Edward Norton y se ve envuelto en una trama insípida de dolor y claustrofobia gore, sin peores actuaciones que las exhibidas en Hostel, o los retruécanos narrativos vacíos y tramposos al estilo Saw, sin un tipo muy malo que no se muere y se las sabe todas y que tiene lo mejor para dar en la maldita secuela que es lo mismo de siempre pero con más presupuesto y las explicaciones que faltan en la primera, sin referencias formales y musicales a esa preciosa y anacrónica etapa de MTV a mitad de los noventa, si sueña con experimentar algo parecido a lo que logró producir Tobe Hooper en ese maravilloso octubre del 74 con los terroríficos 83 minutos de celuloide de The Texas Chainsaw Massacre, si sueña con lo cutre, siga soñando, porque The Collector no es esa película.
¡jejeje! ME GUSTO
Estas son las cosas que hacen diferente -y buena- a una reseña.