
Quiero seguir cada uno de tus pasos Jack y encontrar algo que se parezca a la Verdad, escrutar tus ojos cuando levantes el pocillo de café, intuir que tras las laberínticas estructuras de Castel de Monte presientes un candor, el último instante de oscuridad antes de que sea encendida la linterna del perseguidor. Me gustaría hablar de minimalismo o de westerns satánicos, de huellas en la nieve junto a los cuerpos abaleados, conducir mi sufrimiento a una especie de frontera donde the perfect killer juguetea con los labios de una mujer hermosa. Quiero preguntarte Jack varias cosas, descubrir cómo perder la razón en el trance magnífico de la ejecución de los hombres con itinerarios equivocados o reconocer la diferencia entre la redención y la condena cuando siempre se está abrigado por la pesadilla. Puedo hablar en americano pero no hay palabras suficientes. Escapar de sí mismo es igual a mantener vivas las llamas del barco dentro una botella. Soy solo un hombre y tú, por esta noche, mi más entrañable asesino.
Aunque en ocasiones algunas de las críticas realizadas por Jack Casablanca me resultan en su redacción un tanto presuntuosas no puedo negar que la serie que el mismo titulo "Si después de todo quedara el cine", de la que ya lleva tres artículos y que supongo se crearon para dar una opinión mas sintética, lírica y sensorial acerca de los Films; las disfruto por su tono evocador y por ese juego de reescribir una percepción en la línea de lo que resulta poético.
Por lo pronto me aparto de la zona de fuego y me resigno a recibir el fogonazo.