El amor es la vitamina de la vida. Dicen los que más saben de años y aquellos que se proclaman eruditos del tiempo. También lo dicen las canciones, los libros de poesía, la literatura, las películas, las paredes y los borrachos en la calle. Lo gritan los espacios. La célula del amor parece serlo todo, sobre todo si se le mira detrás de una barrera.
Amor, deseo y placer, trinidad divina disfrazada por el atractivo del pecado (ideas religiosas, mal vistas, adorables). De esto habla Venus (2006), un film de Roger Michell que cuenta la historia de un hombre que a los 74 años busca amor en una Venus, que aunque carece de gracia si se le compara con las atractivas Lolitas que ha puesto el cine al servicio de los sueños, es capaz de recapitular, página a página, los recuerdos, sensaciones, nervios, instintos y pretensiones de un hombre viejo.
A decir verdad la historia de Venus no es novedosa: un hombre mayor que se enamora de una mujer joven, de sus ganas de vivir, frescura, ternura, inexperiencia. No obstante, es un film frente al cual es indiscutible la presencia inmediata de la sensibilidad, el buen humor, la vitamina de la vida y un tema socialmente intocable: el sexo en la tercera edad. “El cuerpo es finito pero las ganas de follar son infinitas. Así como la vida es finita pero las ganas de leer son infinitas”, solía decirme Diego parafraseando a Roberto Bolaño, sin la necesidad de ser preciso.
Peter O’Toole, irlandés, representa a Maurice, un actor semijubilidado que frecuentemente hace el papel de muerto o de paciente hospitalizado. Los días, largos, como parece verse todo en la vejez, a cuenta gotas de tiempo, los soporta en compañía de Ian (Leslie Phillips) y de Donald (Richard Griffiths), sus amigos. La cómoda rutina, insoportable y a veces catalogada con el buen designio de la ternura, de estos sujetos se ve interrumpida con la llegada de Jessie (Jodie Whittaker), una familiar lejana de Ian que llega para ganarse el corazón de Maurice. Juntos redescubren la vida, la importancia del momento, la indiscutible realidad del presente, el placer. “Me gusta dar placer, he intentado dar placer, es lo único que recomiendo a los demás”, dice Maurice.
Venus es una de esas cintas con un final predecible, como la vida misma. No obstante, cada paso del director, cada movimiento de los protagonistas, cada palabra de los actores y cada uno de los olores que quedan sugeridos en el viento, desarrollan un film de excelente calidad en el que un hombre se niega a la muerte, se aferra a la vida acariciando la mano de una mujer, besando su cuello y pronunciándose en pequeños planos y diálogos que hacen de esta película un compendio de 94 minutos inolvidables, acompañados de música que como la de Corinne Bailey Rae solo despiertan las ganas de besar. Como cada una de las curvas que se dibujan en la Venus de Velásquez.
Amor, deseo y placer, trinidad divina disfrazada por el atractivo del pecado (ideas religiosas, mal vistas, adorables). De esto habla Venus (2006), un film de Roger Michell que cuenta la historia de un hombre que a los 74 años busca amor en una Venus, que aunque carece de gracia si se le compara con las atractivas Lolitas que ha puesto el cine al servicio de los sueños, es capaz de recapitular, página a página, los recuerdos, sensaciones, nervios, instintos y pretensiones de un hombre viejo.
A decir verdad la historia de Venus no es novedosa: un hombre mayor que se enamora de una mujer joven, de sus ganas de vivir, frescura, ternura, inexperiencia. No obstante, es un film frente al cual es indiscutible la presencia inmediata de la sensibilidad, el buen humor, la vitamina de la vida y un tema socialmente intocable: el sexo en la tercera edad. “El cuerpo es finito pero las ganas de follar son infinitas. Así como la vida es finita pero las ganas de leer son infinitas”, solía decirme Diego parafraseando a Roberto Bolaño, sin la necesidad de ser preciso.
Peter O’Toole, irlandés, representa a Maurice, un actor semijubilidado que frecuentemente hace el papel de muerto o de paciente hospitalizado. Los días, largos, como parece verse todo en la vejez, a cuenta gotas de tiempo, los soporta en compañía de Ian (Leslie Phillips) y de Donald (Richard Griffiths), sus amigos. La cómoda rutina, insoportable y a veces catalogada con el buen designio de la ternura, de estos sujetos se ve interrumpida con la llegada de Jessie (Jodie Whittaker), una familiar lejana de Ian que llega para ganarse el corazón de Maurice. Juntos redescubren la vida, la importancia del momento, la indiscutible realidad del presente, el placer. “Me gusta dar placer, he intentado dar placer, es lo único que recomiendo a los demás”, dice Maurice.
Venus es una de esas cintas con un final predecible, como la vida misma. No obstante, cada paso del director, cada movimiento de los protagonistas, cada palabra de los actores y cada uno de los olores que quedan sugeridos en el viento, desarrollan un film de excelente calidad en el que un hombre se niega a la muerte, se aferra a la vida acariciando la mano de una mujer, besando su cuello y pronunciándose en pequeños planos y diálogos que hacen de esta película un compendio de 94 minutos inolvidables, acompañados de música que como la de Corinne Bailey Rae solo despiertan las ganas de besar. Como cada una de las curvas que se dibujan en la Venus de Velásquez.
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Vale la pena recordar que el guión es del escritor Hanif Kureishi. se nota en este relato la voz a la que ha sido fiel en libros como El Buda de los suburbios, El regalo de Gabriel o Intimidad,del cual también hay una película. Vale la pena para un próximo post hablar de la relación de este autor con el cine, muy estrecha, muy pasional, también oscura e imprescindiblemente triste.
Godeloz, queda abierta la posibilidad para que seas vos el que hable de este aspecto en un próximo Post. Un abrazo.
Que buen equipo forman los tres, perla sencillamente encantadora, Diegoche más lucido que nunca. JACK CASABLANCA, TODO VOS SOS UNA LOCURA, ME ENCANTA RECORDARTE, ESTA COPA VA POR VOS; por GODELOZ ya he brindado mucho, aunque no lo suficiente. Toda una vida para adorarlos.
Este comentario no fue escrito por Jack, tampoco por Godeloz y dudo mucho que a Luisk. Perla pueda parecerle "sencillamente encantadora" (Ja!). Ese "Vos sos una locura" me suena con un acento especial. Gracias Alejo.