
-No apague el celular. Puede contar con suerte y recibir una llamada. O dos.
-Tenga en cuenta que las cosas hubieran sido un poco diferentes si una actriz hubiese interpretado el personaje femenino principal (hay que reconocer que cuando se masturba lo hace bien). Aunque no mucho.
-No justifique el asunto argumentando que es una película colombiana, es inútil defender de esa forma el inexistente atrevimiento visual y la torpeza dramática del guión (escrito por tres personas en siete años), lo cual dice mucho de la impronta estética de la producción; no hay pistas o visos que ofrezcan una visión original del mundo. Se puede decir que es una muy mala película, y no sentir remordimientos. Inténtelo.
-Si puede hacer otra cosa en ese momento, hágala. Si le dan a escoger entre ir y no ir, escoja bien: no vaya. Mejor juegue parqués.
-No se deje llevar por el título si es usted una persona sensible, de esas que leen poesía del siglo XIX y no se duermen con el cine iraní. Encontrará mucho más desfallecimiento existencial y oscuridad ontológica en un tratado de física de los fluidos que viendo la película.
- Lo que se cuenta es la historia de un taxista triste que como todos los taxistas también se muere, y de paso se cuenta la historia idiota de una gata menos idiota que su dueña.
-No se deje engañar con la música, intenta dar profundidad a escenas secas y acartonadas. Inadmisible escuchar a Lhasa de Sela cuando la insípida “princesa de la noche” está a punto de hacer una rabieta porque se le acabó la cocaína.
-Si quiere ver los efectos que hace la noche bogotana (tan esquemática en el rigor salvaje de cualquier ciudad latinoamericana) en un director impresionable, que, y es lo peor que puede decirse de un creador, por el momento no tiene nada que decir, vaya y véala.
-Está tan mal dirigida la escena final (todo ocurre fuera de campo, como en el cine de Tarkovski, lo que esclarece la paradoja: el problema es de visión. Visión conceptual) que el espectador podría ser embargado por una nostalgia incontrolable por los relatos televisivos convencionales.
-Si le piden un adjetivo para describirla puede decir “aburrida”, si le piden dos, “aburrida” y “fútil”, si le piden tres, “aburrida”, “fútil” y “aburrida”. Y así hasta el infinito.
Después de unas instrucciones, que en vez de instrucciones parecen argumentos para gritar: “No vaya a ver esta película”, agregó que me pareció que se exceden un poco en el cliché, de hecho la música ni siquiera logró involucrarme, como que me sacaba de tono. Del papel de la extranjera, para poder justificar la alianza colombo-argentina, ni hablar, es malo y se nota que tenían la obligación de ponerle la envoltura del exterior. Para no pasarme de cruel, creo que hay detalles técnicos que pueden ser admirados, por ejemplo, el hecho de haber grabado todo el film durante la noche. Muchas gracias por sus instrucciones, las tomaré como unas instrucciones para no repetirla.
Decir que esta reseña es mala sería un piropo. Este man todo morboso y sin nada de argumentos. Demás que se la pajea cada que piensa en la vieja cuando se masturba. No sea cochino y escriba cosas mejores.
Aunque a mi si me gustó la película, no encuentro nada de malo en la relación crítica de cine-masturbación, es como la misma cosa, y aquí, los argumentos, como el ego, es lo que más abunda
Anónimo: IGNORANTE!!!!!!!
respondete con el premio en el festival de Cartagena,
que pesar este tipo de comentarios que denotan tu falta de critica en la cinematografía.