
Girar, siempre girar o tomar las carreteras secundarias, decir soy el rey, que todos lo crean y que la primera orden sea hacer del mundo una fiesta, comer pollo frito dentro de un iglú, vivir mi vida como si una canción de Yeah Yeah Yeahs sonara siempre de fondo, construir una máquina para quitarme las piernas, un laboratorio donde construir robots, saltar mucho, saber qué hacer con la soledad, decirle en tono compasivo a la niña de los lentes negros que ya no puede seguir siendo un vampiro y nunca comerme a mi mamá. Puedo no conseguir las cosas que deseo, pero yo también estuve ahí, construí una historia a mi favor, cambié de sitio los muebles de mi casa y viajé más allá del sol (ese astro destinado a morir), supe de entrada lo que iba a ocurrir y desprecié un par de veces a mis amigos cuando no morían cuando yo quería, cuando no caían al suelo desintegrados por el desintegrador. Estuve ahí, y hablé conmigo como si hablara con otro. Porque mi corazón aúlla como un lobo, como un niño que zarpa mar adentro. Y cuando digo otra cosa estoy diciendo con alegría casi infantil, los monstruos viven adentro.
Vi la película y no me gustó.
Tu entrada sí me gustó, me gustó más que la película :)
Eres un monstruo. Me gusta que uno de mis mejores amigos sea un monstruo. Es un privilegio que me reomonta a la antigüedad.